
Sitios ocultos y con encantos cerca del Moulin Rouge
Hablaremos de lugares secretos y con encanto en Pigalle, el carismático barrio que envuelve el Moulin Rouge. Realmente es una concesión literaria hablar de «secretos». Algunos tal vez sean más bien «discretos», aunque otros son conocidos por los parisinos y por los turistas más informados que frecuentan estas calles. Si no era el caso del lector, esperemos que a partir de ahora lo sea.
Pigalle es un barrio ecléctico y diverso. En los últimos años ha cambiado mucho. Aunque siguen estando los clubs liberales y los sex shops, también han nacido como setas muchos locales interesantes, bares, restaurantes, tiendas y también, lógicamente, franquicias internacionales.
Hablemos de algunos lugares especiales.
La Place des Abbesses y su parada de metro
Más que un lugar monumental es un cruce de caminos en el que pararse y mirar alrededor. Algún café, algún negocio antiguo y gente variopinta paseando. Su parada de metro es la puerta de entrada a Pigalle y la más profunda de París y es un clásico local hacerse fotos o alguna carrera en las interminables escaleras. De todas formas no te preocupes, hay también ascensor.
Phono Museum
Bajo este nombre críptico se alberga el llamado «museo del sonido grabado». La historia sonora desde 1857 hasta hoy. Se trata de uno de esos museos catalogables como de rarezas y suele quedar fuera de los listados de museos de la ciudad.
El museo hace un recorrido por la historia del desarrollo de la tecnología de audio, con los nombres de aquellos técnicos y músicos que fueron abriendo camino a la industria musical y a sus avances técnicos. El museo es pequeño y está gestionado por voluntarios. Merece la pena.
La Sala «La Boule Noire»
Esta histórica sala de conciertos es una de las opciones más interesantes para la noche parisina en Pigalle. Antiguo cabaret, hoy es un local con sabor a años 70, que te hace viajar en el tiempo y te ofrece los mejores intérpretes de moda, principalmente del pop y el rock francés.
Sin pretensiones, buen lugar para charlar con gente local y una experiencia diferente para después de tu espectáculo en el Moulin Rouge.
Hotel Maison Souquet, un viejo burdel convertido en hotel de lujo.
Este viejo edifico que una vez fue un burdel en plena Belle Epoque alberga hoy una de las propuestas hoteleras más interesantes de París. Se trata de un hotel de lujo que ofrece una experiencia exótica y sensual con antigüedades, terciopelos y telas opulentas, en un ambiente denso pero encantador que parece susurrar historias de amor y pasión que influirán sin duda a los afortunados clientes.
Café Le Bal
Dicen los más expertos que este pequeño local escondido en una callejuela de Pigalle sirve uno de los mejores cafés de París. No lo sabemos a ciencia cierta, la verdad, sí que nos encanta el capuccino pero no solo ofrece eso. Es un restaurante braserie, con exquisitos menú de comida y cena en constante cambio de la mano de una agradable chef austriaca.
Hotel Rochechouart
Un encantador viaje a los años 20. El hotel Rochechouart se encuentra en un bello edificio en pleno barrio de Pigalle y en cualquier de sus 106 habitaciones se respira el arte y el alma de los años 20 y 30 parisinos, con su estilo Art Decó y los aires del Art de Vivre francés, a pocos pasos del Moulin Rouge.
Para comer o cenar cuenta con un encantador restaurante con clásicos franceses como foie gras o steak tartare, en un ambiente elegante y añejo. Su bar en la azotea ofrece maravillosas vistas al Sacre Coeur y a la Estatua de la Libertad. Toda una experiencia parisina para disfrutar.
Noblase, la mejor tienda vintage en kilómetros a la redonda
Junto al Museo de la Vida Romántica, en la Rue Pierre Fontaine, encontramos una de las mejores tiendas vintage de Pigalle, casi escondida y solo visible a ojos del caminante pausado. Un trato muy personal y ropa de segunda mano y vintage a precios de ganga. Es una tienda curiosa, abstenerse personas amantes de los pulcros centros comerciales.
La terraza de Le Louxor
En el sur de Pigalle (SoPi) encontramos un pequeño bar con terraza ático anexo al legendario cine art decó de inspiración egipcia. Sube a la tercera planta del cine y si el tiempo acompaña disfruta de unas maravillosas vistas al Sacré-Coeur. Solo ha y un pequeño inconveniente: para disfrutar de esta joya tienes que haber visto una película en el cine.
Rue Frochot, no tan secreta
Una calle para la diversión. Visita el Baton Rouge, un lugar perfecto para cocktails y platos suculentos de barbacoa estilo americano. Para seguir la ruta de bares en esa calle visita Dirty Dick, Lulu White y Glass.
La calle gourmet cerca del Moulin Rouge
Para tus compras gourmet de delicias francesas o para llevarte un recuerdo a casa o a algún ser querido, no te pierdas la Rue des Mrtyrs, un paraíso de panaderías, pastelerías y tiendas delicatessen con escaparates llenos de mermeladas artesanales, aceites trufados, bombones belgas o todas las variedades de caviar. En la parte norte verás también tiendas de productos frescos, y al norte, cerca ya del Boulevard Clichy, cafeterías artesanales y teterías.
Desde Notre-Dame-de-Lorette hasta Montmartre, este punto de acceso del sur de Pigalle alberga una gran cantidad de cafés, restaurantes y panaderías, incluido el famoso centro de pizzas napolitanas Pink Mamma (y su bar clandestino, No Entry), la galardonada pastelería Sébastien Gaudard , KB CaféShop, Rose Bakery y más.
Nouvelle Athènes
Justo al sur de Pigalle, está el barrio de Nouvelle Athènes, que a menudo se pasa por alto, llamado así por las mansiones neoclásicas construidas por oleadas de artistas, escritores y compositores a principios del siglo XIX. Para vislumbrar estos palacios en miniatura, pasee por Rue Ballu, Rue St Lazare (el pintor Paul Delaroche vivía en el número 58), Rue de la Tour-des-Dames y Rue de la Rochefoucauld. El Musée Gustave Moreau en Rue de la Rochefoucauld es fantástico, con el apartamento desordenado del artista y el estudio lleno de luz. Otro museo maravilloso es el Musée de la Vie Romantique, que muestra recuerdos de la vida de George Sand. Es especialmente agradable en verano cuando el jardín de rosas se convierte en un salón de té.
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